¿Qué se esconde dentro del teléfono de una persona refugiada?
Zaatari, Jordania.
Segundo campo de refugiados más grande
del mundo, ubicado a 10 Km al este de Mafraq. Desde que estalló la Guerra Civil
en Siria miles de personas, con todo su pesar, abandonan sus hogares para buscar
refugio en alguna parte del mundo. En Zaatari viven más de 180 mil prófugos de
la guerra.
El documental “District
Zero” nació de una iniciativa de “EUsaveLIVES-You save lives”, una campaña de
ayuda humanitaria de la Comisión Europea y Oxfam Intermón, en un intento por
concientizar a la población mundial sobre la vida de los refugiados. La cinta tuvo su estreno mundial en el
Festival de San Sebastián y para México en el Festival Internacional de Cine en
Guadalajara (FICG30).
Maamun Al-Wadi tiene un
negocio de telefonía celular en Zaatari,
pasa sus días reparando teléfonos, vendiendo tarjetas de memoria y refacciones.
Se da cuenta que sus clientes comienzan
a tener problemas de almacenamiento en sus equipos, porque se niegan a borrar
las fotografías que tienen en ellos, por lo que decide comprar una impresora fotográfica para
dar otra opción de archivo a sus clientes.
Los españoles Pablo
Iraburu, Jorge Fernández Mayoral y Pablo Tosco se dieron a la tarea de filmar
entre los tres este documental del que poco entendían, se puede decir que lo
filmaron a más que a ciegas, en silencio, por la limitada ayuda del traductor
en un idioma que desconocen.
Los directores del
documental, básicamente retratan la rutina y la vida cotidiana de aquellos que
se sienten atrapados en lo que parece ser un sueño monocromático en donde apenas se
distingue el color arena del desierto del blanco de los miles de
contenedores que albergan sus vidas. Confiesan haber insertado una que otra
línea de diálogo entre Maamun Al-Wadi y su amigo Karim para dar un poco de
dirección a la historia, pero el alma de la cinta la brindan las imágenes que
los refugiados guardan en su celular.
En muchos de ellos hay
escenas de la guerra, para algunos existe la fotografía de un montón de
escombros de lo que alguna vez fue su hogar, pero los verdaderos tesoros que
guardan sus dispositivos son las fotografías de sus familiares y los recuerdos
que los mantienen unidos a la tierra que aman y de la se vieron forzados a salir.
La noticia de la
impresora fotográfica corrió rápido dentro del campo, Maamun Al-Wadi imprime una foto y después otra,
hasta que el sol vuelve a caer en el horizonte. En Zaatari no hay árboles, ni
vegetación, no hay color más allá de las largas túnicas de los que ahí habitan,
pero ahora sus muros rompen el blanco mostrando las caras de los que no están
ahí. Las caras de los familiares que se quedaron en su amada Siria o los que murieron
en esa guerra que ya les parece eterna.
La sencillez extrema del
documental hace más evidente las emociones que despierta. Tal vez desde nuestra
trinchera a distancia no podemos ver más que tragedia, pero para el pueblo
sirio contenido es ese espacio, tener las fotografías de sus celulares a la vista, los han venido a
sacar de ese trance en el que no saben si están vivos o muertos. Las imágenes
se instalan en sus pequeñas casas para recordarles que ellos tienen una
identidad y que pertenecen a la tierra que los vio nacer y a la que sueñan
volver aunque sea para morir.
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