Ópera Prima de Celso García
Por fin llega a las
pantallas comerciales la gran ganadora del FICG30, “La delgada línea amarilla”,
ópera prima del director mexicano Celso
García. Una coproducción México-Francia, en donde figuran los nombres de: Alejandro
Springall y Bertha Navarro (Cronos, Cabeza de vaca, El espinazo del
Diablo, El laberinto del fauno). Guillermo del Toro también tuvo su
participación como productor.
Cuando hablamos de una
ópera prima, siempre hablamos de sueños
y emociones contenidas que buscan alcanzar la perfección, no todas lo consiguen, pero por lo general son cintas que mantienen su esencia
y que se niegan a corromperse. Este es
totalmente el caso de “La delgada línea amarilla”, que dirige y escribe Celso
García; la cual en su estreno nacional se llevó: Premio Especial del Jurado, Mejor
Guion Iberoamericano, Premio del Público, Premio de la Academia Jalisciense de
Cinematografía y Premio Guerrero de la
Prensa en el FICG30. Llegó con 14
nominaciones a los Premios Ariel 2016, para su desgracia encontró fuertes competidoras en “Las
Elegidas” y “600 millas”. Además tiene en su haber varios premios de festivales
internacionales.
Cinco hombres son
contratados para pintar la línea divisoria de una carretera que conecta dos
pequeños pueblos en San Luis Potosí, México. Toño (Damián Alcázar), Gabriel (Joaquín
Cosío), Mario (Gustavo Sánchez Parra), “Atayde” (Silverio Palacios), y Pablo (Américo Hollander), inician el trabajo
a bordo de una vieja camioneta para completar el trabajo de pintar más de 200
km en un plazo de quince días.
Cinco hombres en fuga de
su realidad, forzados por la circunstancia de pintar una línea que entrelaza
sus historias, historias a simple vista sencillas, pero que García va
fortaleciendo con su narrativa mientras sus protagonistas avanzan. La cinta
tiene innumerables momentos para reflexionar y tiene sus momentos para reír,
mismos que los actores enriquecieron con sus improvisaciones. Es predecible en algunos puntos, pequeño pecado
que con gusto perdono por el peso de la historia en general, la bella calidad
de sus imágenes resultado de la fotografía de Emiliano
Villanueva y el gran desempeño actoral de sus protagonistas.
Debo confesar que al
iniciar la cinta pensé que los actores Gustavo Sánchez Parra, Joaquín Cosío y
sobre todo Damián Alcázar, volvían a representar los mismos personajes en
los que se han mantenido encasillados,
en verdad que pienso que ya ni de vestuario cambian. Sin embargo, admito que no
había otra manera de representarlos, al parecer esta cinta fue pensada para
ellos, y el elenco se desenvuelve muy bien.
La banda sonora es de
Daniel Zlotnik, e incluye temas de Molotov y Café Tacvba y tiene un par de
efectos especiales que le sacarán un respingo.
“La delgada línea
amarilla” es una road movie que se camina al tiempo que va dejando un rastro
amarillo. Es también un viaje en el tiempo que no se aparta de nuestra época
actual, pero que se vive en esos rincones de México en donde parece que la vida
se detuvo. Aunque asoma muchas problemáticas sociales propias del país, no se
pierde en las notas rojas, sino que se centra en las historias que va tejiendo
a lo largo del camino. No puedo dejar de mencionar que es un homenaje a los hombres que realizan estos trabajos. En pocas palabras: merece la oportunidad de verla, no se arrepentirá.
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