Amo y señor de las
chimichangas
Deadpool es un desahuciado, un prófugo de Charles Xavier. Es un héroe y un
anti-héroe, salvador irreverente y sangriento mercenario. Un plagio en toda la
extensión de la palabra, un hijo de la mala madre que lo parió. Posee una
larga lista de habilidades que incluyen entrenamiento militar y el dominio de
las artes marciales, de esas que vienen con espadas, patadas y maromas…muchas
maromas. Tiene el poder de la auto-sanación de Wolverine pero en “reloaded”. Posee el don de la
elocuencia, aunque no es algo que sus interlocutores sepan apreciar. Es un ser
genéticamente modificado, un mutante cuyo mayor poder es su habilidad para
romper la cuarta pared.
No es muy agraciado, sin embargo,
tuvo la decencia de cubrir sus pobrezas estéticas con un traje que nos recuerda
a nuestro amigo, el sorprendente Hombre Araña, con la identidad pirata de
Deathstroke. Es cínico, indecente, sarcástico, divertido, descarado,
psicológicamente inestable y volátil. El genocidio cultural en su máxima
expresión. Deadpool es el amo y señor de las chimichangas.
Tal parece que en el punto más álgido
del invierno, tenemos la mejor película del verano. Al menos eso decimos los
aficionados a los comics, a los anti-héroes y al humor negro. Ya son muchos
años en los que las malditas expectativas les han ido dando al traste a
nuestras ilusiones cinematográficas. Los amantes (los verdaderos amantes) de la
saga de Star Wars no paran de secarse las lágrimas, y los Avengers siguen dándose de topes con la pared,
mientras Ant Man se lame los bigotes.
Como muchos de mis compañeros temía
lo peor, pero como buena ñoña, no perdí la fe en el personaje. Después de ver a
Ryan Reynolds en The Voices, la esperanza se mantuvo viva, y si le agregaba el
factor de que Fox estaba en deuda con el personaje por su ridícula representación
en X-Men Origins: Wolverine, entonces la cosa se ponía más prometedora aún. Si
fue el destino, la mano de Dios, el
karma o lo que sea; lo que dejó en manos de la casa Fox y no en Disney, los
derechos de este personaje de apellido Marvel, debemos sentirnos agradecidos
con la vida, porque creo que fue eso, en gran medida, lo que dio libertad al novato
Tim Miller para dirigir y a los guionistas Rhett Reese y Paul Wernick para expresarse
sin censura.
Wade Wilson (Ryan Reynolds) es un ex
militar que ahora se dedica a poner golpizas por dinero, un mercenario bien
intencionado. En un bar conoce a Vanessa Carlysle (Morena Baccarin) y comienza
un acelerado y loco romance con ella. Un tiempo después, Wade es diagnosticado
con cáncer terminal. Un agente (Jed Rees) intenta reclutarlo vendiéndole la
idea de que puede curar su enfermedad, Wade acepta y se somete al experimento de Ajax/Francis
(Ed Skerein) quien lo convierte en un mutante desfigurado.
La película tiene dos puntos flacos,
pero superables. Uno de ellos es precisamente los antecedentes del personaje,
los cuales se manejan muy por encimita, si usted ya tenía su romance con él,
esa información no le hará mucha falta, pero si es un nuevo en el asunto, puede
que se sienta un poco perdido con esos flashbacks que lo quitan y lo ponen como
si tuviera toda la vida ahí.
El otro punto débil es el villano,
tal vez sea vanidad pero Deadpool merecía un villano digamos… ¡monumental! O quizá
todo sea cuestión del punto anterior, la historia no se detiene en los
antecedentes de nadie y nosotros somos muy chismosos, y queremos saber más.
Queremos saber más del bueno y sus secuaces (Brianna Hildebrand como Negasonic y
Stefan Kapicic como Colossus) y del
malo y sus secuaces (Gina Carano como Angel Dust). Hasta queremos saber más de los
personajes secundarios que acompañaron la historia, como el taxista Dopinder (Karan
Soni) y el mejor amigo de Deadpool, Jack (T.J. Miller).
Los gráficos, los créditos y los
post-créditos son buenísimos. No llegue tarde a la proyección, ni abandone la
sala sin verlos. La música estuvo a cargo de Tom Holkenborg mejor conocido como
Junkie XL, quien ya tiene una larga lista de películas en su haber (Mad Max:
Fury Road, The Dark Knight Rises, Man of Steel). El DJ holandés supo empatar la
locura y el sarcasmo de Deadpool a la banda sonora. El soundtrack es ridículamente
genial.
Una semana después de su estreno,
seguro ya se topó con el detallito de la clasificación B15. Y la clasificación
está ahí por algo, así que insistimos en que deje a los niños en casa o se
prepare para dar muchas explicaciones. Deadpool no es el Hombre Araña, ni el
modosito Capitán América, hágame caso, usted no quiere que sus hijos aprendan
esas mañas.
Repito, Deadpool es cínico, indecente,
sarcástico, divertido, descarado y psicológicamente inestable, si usted no reúne
al menos dos de estas características mejor absténgase porque va a salir de
malas. Ahora que si usted tiene más de cuatro de estas características puede
que sienta que la película le quedó a deber, pero de que se va a divertir…se va
a divertir.
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