La vie en rouge l'enfant terrible
Nada hay en Xavier Dolan de lo que se pueda hablar en
tonos pastel, con él se puede navegar entre la pasión y el odio, pero nunca por
un mar en calma. La simplicidad no es algo que lo identifique, al contrario,
ese al que todo el mundo llama "L’enfant terrible" se manifiesta en explosiones
de colores estrambóticos, lo que tiene que decir lo dice a gritos, más no a
través de su propia voz, sino de imágenes altisonantes.
Si a estas alturas no identifica al escuincle
que puede hacer palidecer el carmesí de la alfombra en Cannes le diré que fue
el país de la hoja de arce el que vio
nacer a este chiquillo. Actúa desde los
cuatro años, escribió el guión de su primer largometraje a los 16, a los 19 lo
dirige, produce, actúa y hace el diseño de vestuario. A a los 20 se planta en
Cannes a presentar “J'ai tué ma mère” (Yo maté a mi madre), llevándose una
ovación de pie durante varios minutos y tres premios Quinzaine des Réalisateurs (Quincena de
Realizadores), en el año 2009. Nada mal para una obra autobiográfica.
Dolan no se presenta. Dolan colisiona,
arrebata y cimbra cualquier lugar que ocupe en el espacio; después de dejar su
rúbrica en Cannes, regresó en el 2010 con “Les Amours imaginaires” (Los amores
imaginarios) para llevarse la presea Joven Promesa. En Cannes 2012, con “Laurence
Anyways” muestra su crecimiento y madurez como director, pero como a los 23
años es imposible tipificarlo como maduro, hace un berrinche monumental cuando
su tercer largometraje no entra a la selección oficial y es “relegado” a la categoría
Un certain regard. Al siguiente año se dio el lujo de despreciar a Cannes y
llevar el estreno de “Tom à la ferme” (Tom en el granero) al Festival de Cine
de Venecia en donde compitió por el León de Oro, conformándose con el Premio FIPRESCI (Fédération Internationale
de la Presse Cinématographique). El camaleón de la sonrisa cínica regresa a
imponerse en Cannes en el 2014 donde recibe vítores por “Mommy” (Mamá), nominado
a la Palma de Oro y saliendo de ahí con el Premio del Jurado y la invitación
como jurado para la edición 2015.
El niño prodigio del cine no está
exento del análisis psicológico, su
genialidad parece emanar de sus vísceras, una mirada desquiciada se transforma
en una mirada reflexiva, porque Dolan mira dentro de sí, se descarna y deja que cada película de su autoría se nutra con
su sangre. El niño terrible explota para sí mismo y para nadie más. Su
actuación, aunque no es mala, no es para generar grandes premios, menos
cuando es otro el que dirige (La Chanson de l'éléphant, Miraculum, Martyrs).
Dolan no actúa, se proyecta. Y si el personaje no le sale de las venas araña la mediocridad.
Su temática ha sido demasiado personal,
hasta ahora. La búsqueda de identidad, la soledad, la adolescencia y la
incomprensión. La homosexualidad y la discriminación que la acompaña, las
madres… su madre y esa capacidad de soportarse.
Su toque Queer siempre parece
acompañado de un deseo de ser sublime cuadro por cuadro, obsesivo a niveles
patológicos, un apasionado del diseño que afirma que su cinefilia llegó
demasiado tarde; será por eso que a los 26 años tiene cinco películas en su
filmografía y dos en producción que pretende estrenar en el 2016. Con “Juste la
fin du Monde” incluye a la “Crème de la
crème” de los nuevos actores franceses y “The Death and Life of John F. Donovan” es su
carta de presentación como director en Hollywood.
Xavier Dolan pertenece a la generación
de los videoclips, ha logrado convertir a la música que ha acompañado su vida
en un protagonista más de sus películas. Se puede ver a Freud o a Hitchcock asomarse en su obra y en sus complejos; la
influencia de Wong Kar-Wai raya en el plagio, pero no deja de ser una
veneración a su visión poética. Dolan es irreverente como Almodóvar y puede
tomar una postura de diva en una versión digamos electrizante que incluye las
uñas devoradas por la ansiedad. Puede atraparte en un cuadro muy al estilo de
Instagram, para liberarte poco después en una toma panorámica como lo hizo en
“Mommy”.
Su inspiración no nace en el cine mismo,
lo inspira la fotografía, la escultura, la poesía y las artes plásticas, su
nombre se repite cada vez más en los créditos de sus películas, poco le falta
para sentarse en la silla del maquillista. Ya hizo un homenaje a Yves Saint Laurent con el diseño de vestuario
y la fotografía en “Laurence Anyways”. El diseño de escenografía es tan suyo como
el guion, la dirección y la edición. ¿Pretencioso?, pudiera ser, pero yo me
sigo inclinando más a un factor compulsivo, porque la genialidad puede cobrar
facturas muy altas.
Antes que cineasta, Dolan en un esteta
en potencia, un amante de la corriente vintage
y del glamour que proyectan sus figuras de culto. Clava su primerísimo primer
plano en los poros de sus protagonistas, sea él uno de ellos o no, para después
empequeñecerlos en la inmensidad de un encuadre panorámico. Puede ir del
bermellón al púrpura, del amarillo chillante al azul eléctrico cuando quiere
gritar a la libertad y cambia al sepia que vuelve al trigo desolador cuando de
sumisión se trata.
Es capaz de hacer una epopeya a la
sexualidad o una oda a la madre, su temática muchas veces se encasilla en los temas LGBT o Cine Queer, pero más que hablar de la
diversidad sexual se enfoca en el triunfo de la aceptación, él no hace
películas de perdedores asegura, tal vez es por eso que el peso de su
personalidad está plasmada en ellas.
Todavía no alcanza los 30 años y tiene
a todo el mundo al pendiente de su trabajo, ha filmado con Anne Dorval y Suzanne
Clément como si fueran un talismán de la buena suerte; al día de hoy tiene a Marion
Cotillard bajo su dirección mientras Guillermo del Toro lo acompaña en la
filmación. Susan Sarandon, Kathy Bates y Jessica Chastain están en la banca
esperando su turno, para llegado el momento caminar de su brazo por la alfombra
de las vanidades.
El 2016 es el año que decidirá el rumbo
del infante terrible, Dolan dejó el nido y Canadá ha dejado de ser exclusiva en
sus locaciones, vamos a ver si el mundo es capaz de contener la genialidad
obsesiva de este niño prodigio del cine, sería una pena verlo derramar lágrimas
de sangre si Hollywood no se rinde a sus pies cuando Cannes ya está comiendo de
su mano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario