Orquesta Filarmónica de Jalisco
La segunda temporada de la Orquesta
Filarmónica de Jalisco (OFJ) engalana el escenario del Teatro Degollado con
Madama Butterfly de Giacomo Puccini. Marco Parisotto, director titular de la
OFJ, levanta su batuta una vez más para hacer gala de los músicos a su cargo,
interpretando una de las óperas más famosas del compositor italiano. La puesta
en escena es de Ragnar Conde y el diseño de la escenografía de Luis Manuel
Aguilar “Mosco”. En el montaje también participa el Coro del Estado de Jalisco
bajo la dirección de Sergio Hernández.
La soprano rusa Svetlana Aksenova da
vida a Cio-Cio San (Madama Butterfly) y el tenor neoyorkino James Valenti al Teniente de la marina de los Estados
Unidos, B.F. Pinkerton. Los acompañan en el escenario Cassandra Zoé Velasco
como Suzuki, Armando Noguera como el Consúl Sharpless, César Delgado como Goro
y Ricardo Lavín como El Bonzo, por mencionar algunos.
Por dos enormes puertas Shoji,
bellamente decoradas pasaron los amores y desamores de Cio-Cio San en tres
actos, Svetlan Aksenova vino de menos a más, pero en el segundo acto ya tenía
el corazón de los tapatíos en la mano. El tenor James Valenti entró en un duelo
vocal con el barítono Armando Noguera quien hizo notar fuerte su presencia,
pero fue tal vez la tierna imagen de Iker Alonso en el papel de Dolore, hijo de
Cio-Cio San el que más conmovió a los espectadores. No necesitó alcanzar ningún
tono, ni siquiera emitir una palabra; con una inusitada calma para un niño de
tres años, se desenvolvió con soltura en el escenario.
La OFJ tuvo algunos momentos
sublimes, y aunque no se mantuvo así durante los tres actos terminó por
convencer a la audiencia. Por su parte el Coro del Estado dio muestras del
empeño que invirtió en esta producción.
Una gran puesta en escena y una
escenografía que tocó fibras pasando por los tonos sutiles de los cerezos en
flor a los rojos intensos de una tragedia que sangra. Un escenario vivo y en
movimiento que logró transmitir su calidez gracias al gran trabajo de
iluminación.
Madama Butterfly logró cautivar sin
hacer sentir todo el peso de una tragedia descomunal. Un teatro lleno, con ovación de pie y una lluvia de claveles se entregó a todo el elenco, sin embargo, el público
hizo notar que sus favoritos fueron la soprano Svetlana Aksenova y el pequeño Iker
que tuvo a bien dejar su chupón y subir por primera vez a un escenario.
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