El Festin de Babette
Gabriel Axel
“¿Vino,
Madame?” “No, Madame. ¡Es un Clos Vougeot de 1846!”
Babette
Como bien lo dijo José
Martí, “La sencillez es la grandeza”. Esta frase describe a la perfección “El
festín de Babette” (Babettes Gæstebud). Una película Danesa del año 1987 de
Gabriel Axel, basada en la novela de Karen Blixen (Memorias de África). Blixen,
baronesa por título nobiliario, tuvo que recurrir a un seudónimo para poder
publicar sus novelas, así que en el mundo literario habrá que buscar la firma
de Isak Dinesen para dar con ellas.
La primera película
danesa en ganar un Oscar a mejor película extranjera, cuenta una historia del
año 1880 en Jutlandiaen una pequeña aldea costera en Dinamarca, donde dos
hermanas, Filippa y Matinne (Bodil Kjer y Birgitte Federspiel) pasan su vida
ayudando a los demás. Tratando de seguir los pasos de su padre (Pouer Kern), un
pastor luterano, dan comida a los ancianos de la aldea. Un día se aparece en
sus vidas Babette (Stéphane Audran), quien viene huyendo de la guerra de la
Comuna en Francia. Las dos hermanas ya ancianas la acogen y Babette se
convierte en una doncella sin sueldo. Después de estar 14 años al servicio de
Filippa y Matinne, Babette ofrece una cena para festejar el centenario del
nacimiento de su padre. Durante esa cena se darán cuenta de quién realmente es
Babette.
En esta película me llama
la atención los contrastes entre lo que puede ser una vida a color y una en
escala de grises por el sólo efecto de la comida. Los paisajes son tan austeros
como la sopa de pan con cerveza, que si bien sigue siendo hasta ahora una de
las especialidades de la cocina danesa, no se ve nada apetitosa.
Si pienso en Babette como
una chef francesa acostumbrada a lo más selecto de la mejor cocina del mundo;
comiendo durante 14 años esa sopa y pescado frío me dan ganas de morir de
inanición. Vivir sin un placer 14 años ¡No puedo! Su cara no refleja nada en
todo ese tiempo. Inexpresiva, vacía, llana y fría. Comida no, diversión no,
música tampoco, ¡sexo cero!, ni siquiera la vida de servicio parece ser
consuelo.
Por momentos se puede
sentir tan larga como el tedio, tan larga como: “El hombre no sólo debe evitar el
pecado. No debe ni pensar en comer y beber, sólo así puede comer y beber como
se debe” ¿Cómo es comer como se debe? Definitivamente mi comer como se
debe dista mucho de la primera carta a los Corintios. El mal comer no tendría
que ser un sacrificio dedicado a Dios, sino un placer que agradecer al o los
dioses. Y para eso Babette tiene ni más ni menos:
1.-La
Sopa de tortuga.
Si no fuera porque las matan de una manera atroz, y que algunas especies están
en peligro de extinción, yo sí le entraba al caldo. No es un patillo de origen
francés precisamente, los ingleses se lo robaron a los chinos y Francia lo toma
de Inglaterra. ¿Qué se podía esperar de los que comen ranas?
2.-Blinis
Demidoff.
Hasta los rusos metieron su cuchara en el Festín de Babette. ¿Cómo llegaron a
su mesa? Pues se dice que la mano negra fue de Karen Blixen la escritora,
porque en realidad no existe la referencia. Para Blixen, los blinis son unos
canapés o crepas pequeñas con caviar y nata agria. Yo no les hacía el feo.
3.- Veuve Clicquot 1860. Uno de los más afamados
champagnes de Francia, obra de Nicole Ponsardin Clicquot, mejor conocida como
“La Gran Dama del Champán”. Esta célebre dama pasó a la historia junto con su
champán por perfeccionar la técnica del Abad Perignon. A la fecha esta marca es
sinónimo de lujo y exclusividad.
4.-Cailles
en sarcophage.
Las codornices en sarcófago no tienen registro de su existencia antes de que
Blixen escribiera la novela, ni siquiera en el libro se mencionan, así que
supongo que habrá que adjudicársela a Gabriel
Axel; porque desde entonces las codornices rellenas de foie-gras y trufa negra
montadas sobre un volován de hojaldre (sarcófago para fines prácticos) con una
reducción, no de vino, sino de Clos Vougeot con los mismos ingredientes. Esta
receta ha sido imitada por numerosos restaurantes.
5.- Clos Vougeot 1845. Los viñedos Clos Vougeot
datan del año 1110, para el año 1164 el Papa Alejandro III pone los viñedos
bajo la protección permanente del mismísimo San Pedro. Que por desgracia no tenía
el mismo carisma que San Francisco para los bichos porque con todo y la
protección los viñedos fueron arrasados por una plaga. Pero no se preocupe, se
recuperaron poco después por obra y gracia de Dios. ¡Alabado sea!
Los demás integrantes del
menú fueron ensalada, el surtido francés de quesos, frutos exóticos y la tarta
de cerezas. Café recién molido y Brindis con un Marc Vieux Fine
Champagne (crema).
¿Qué significó ese
banquete? Pues ¡sepa Dios! Porque eso de gastar 10 mil francos para dar las
gracias por 14 años de sopa escuálida pues como que se me hace mucho. Ver a
Babette sentada en la cocina exhausta, después de días de trabajar en esa cena,
sólo toma sentido cuando se recompensa con una copita de Clos Vougeot. Si la cocina más que nada en el
mundo nos dice quiénes somos y quiénes deseamos ser, entonces Babette se
encontró a sí misma. Ya quisiera yo un encontronazo de esos.
Que
este alimento mantenga mi cuerpo,
que
mi cuerpo sostenga mi alma,
y
mi alma, con palabra y obra,
dé
gracias por todo al Señor.
Oración antes de los alimentos
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