21 ago 2015

Hitman: Agente 47

 Cero y van dos
Aleksander Bach
Hitman Agente 47,  es el segundo intento de llevar al videojuego de manera gloriosa a la pantalla. Tal vez con la intención de hacer algo así como “borrón  y cuenta nueva”, pero ¿qué creen? ¡No les salió!

Extremadamente ilógica, y me refiero a todo lo ilógico que se  puede incluir en una película. Dirigida por Aleksander who?   Aleksander Bach pasa de comerciales para televisión a su primer trabajo en el cine, es decir, le apostaron a un novato el rescate de una película de acción de presupuesto millonario. La pasada entrega no salió perdiendo en taquilla a pesar de su mala recepción por parte de la crítica, pero me temo que no lo lograrán esta vez.

Bach asegura que vio la primera película, que se dio cuenta del por qué no había funcionado, aprendió de ella y no podía cometer los mismos errores. ¿Y entonces?, me pregunto yo.

Los videojuegos no son lo mío, sin embargo, con la oleada de películas que se viene con esta temática, creo que no me va a quedar de otra más que entrarle al tema con fines de investigación. Entonces, con lo poco que pude sacar de echarme un clavado en Hitman el videojuego, me topo en repetidas ocasiones con la frase: “Trata de matar con discreción y no ser detectado”. ¡Hey Bach!, ¿y la discreción “aquioras”? Tres guionistas y ni uno sirvió para nada, Michael Finch, Kyle Ward y Skip Woods(Historia).

Ya estoy despotricando y no les he dicho de qué va la dichosa película. Si usted no es adicto a los videojuegos y tuvo la dicha de no apersonarse en la primera película de diré que Hitman, Agente 47 (Rupert Friend)  trata de un asesino de élite, ¿no le encantan esos toques de poesía en las descripciones de los psicópatas? ¡A mí sí! Pues esta máquina de matar perfecta, enfundada en su impecable traje y su fina corbata color escarlata trae su número de registro en la nuca. Ha sido genéticamente modificado para hacerlo más fuerte, resistente y más listo. Anulando en él las emociones, no siente compasión, arrepentimiento, amor…nada.

Por alguna razón que nadie se explica, ese ser sin sentimientos quiere terminar con el programa por el que fue creado y para eso debe localizar al científico  que lo llevó a cabo (Ciarán Hinds), la única pista que tiene para encontrarlo es la hija de dicho científico Katia van Dees (Hannah Ware). Los chicos del bando contrario, son los que claro, quieren seguir creando asesinos y ponen a su mejor elemento John Smith (Zachary Quinto) para ir detrás de la chica.

Regresando a la cadena de cosas ilógicas, tenemos un asesino sin sentimientos, sin emociones pero con conciencia ¿o sea cómo?, tenemos a una organización secreta buscando la fórmula de los asesinos modificados cuando ya tienen  a su propio Mr. Smith (Matrix) con modificaciones bastante interesantes y el mismo peinado, pero sin lentes. Tenemos a la chica temerosa de apariencia escuálida que como por arte magia sale del closet para mostrarse como….chan, chan, chan, chan.

Y hablando de la chica, que no está tan chica (32 años), poseedora de un diminuto traserito, tipo Miley Cyrus. No sé usted caballero pero a mí esas escualideces como que no; pero bueno, por ahí asoma un poquito, pero muy poquito de curvita y harto colágeno en el labio que es lo más sexy que tiene. Sin tener la seguridad de si estaba parada de manos o eran sus torneadas piernas nos enteramos que no hace falta más que una liga para sacar sus mejores cualidades. (Una disculpa por mi comentario sexista, pero eso de lo políticamente correcto le está dando al traste a los chistes)

¿Actuaciones? Una espantosa X. A pesar de que mejoraron el nivel de sus actores y le dieron ese toque europeo a los personajes, entre los ingleses de buena escuela,  los bellísimos alemanes (Thomas Kretschmann) y los gringos vulcanizados no dieron una. Rupert Friend entrega algo novedoso porque deja atrás a los personajes ñoños que lo han caracterizado, de repente el Sr. Keira Knightley puede imprimir algo de frialdad a su mirada, cosa que resultaba imposible para Paul Walker si hubiera sobrevivido para ponerse la corbata roja.

La acción no muestra nada nuevo, por más de alguna razón me pareció una mala copia de Matrix (muy mala en serio). Es una acción, digamos lenta, no encuentro otra manera de describirla. Si usted ha visto el tráiler de la película, le puedo decir que lo ha visto todo. La escena en donde “arponean” el auto pudo ser maravillosa, si hubieran tenido idea de qué hacer con el auto una vez que lo tienen enganchado.

La acción en cámara lenta no es acción, está bien para dar un descanso a lo vertiginoso del asunto y babear un poco, pero Bach exageró con eso. Predecible, predecible, predecible; mientras no se levante por más palomitas a media película ya sabe cómo va a terminar. Esa hiperflexión lumbar con chanfle y doble giro le pertenece a Neo y a nadie más, como parodia resulta simpática, como copia es de mal gusto.

Mucho me temo que los amantes de Hitman el videojuego saldrán decepcionados una vez más. El Agente 47 no entiende el concepto de discreción y necesita destruir media ciudad para cumplir con su contrato. Los científicos deben de parar con las modificaciones genéticas que tienen que ver con la eliminación de las emociones porque en ninguna película les ha salido bien. Y por último, Bach debe de aprender que la carne vende más que las balas y que si tienes una película mala, lo menos que debes hacer es incluir una chica bien buena.


p.d. ¡Qué bonito es Singapur!  


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