San Andreas
Brad Peyton
Conste que yo no quería pero me provocan.
Sí, en efecto, fui a ver Terremoto: la falla de San Andrés y tuve a bien hacer público
el hecho (maldito Face), la euforia de mis familiares y amigos no se hizo
esperar, fue algo así como: ¡Por fin esta mujer está viendo una película
decente! Tradúzcase decente como que es una película en la que la gente no va a
salir con cara de “no entendí”, que es con la cara que generalmente salen los
incautos que se apuntan para ser mis acompañantes al cine. Si estoy escribiendo
sobre ésta película en particular fue porque ellos lo pidieron, así que va con
dedicatoria.
Antes que nada, quiero aclarar que
veo y disfruto gran cantidad de películas, no de todas escribo, en primer lugar
porque no me gusta hablar mal de ninguna
y en segunda porque mis placeres culposos quedarían revelados. Soy digamos un
ser prácticamente sin identidad, me gustan muchas cosas…demasiadas, y no soy
muy estricta cuando se trata de analizar cabalmente, no satanizo nada, o casi
nada, y puedo encontrar en las pequeñas cosas un placer que rescate de la catástrofe
a las películas que voy a ver. Espero que con todas estas explicaciones sean
capaces de perdonarme la vida.
Corría el año del 74 cuando se estrenaba
Terremoto y la psicosis corría a todo lo largo de la Falla de San Andrés,
muchos brinquitos ha dado la famosa falla desde entonces, algunos más intensos
que otros y sólo para recordarnos que el peligro está ahí. Las teorías sobre lo
que puede pasar siempre nos llevan a pensar en Baja California como una futura
isla.
Para el 2015 la personificación de “El
muchacho chicho de la película gacha” es la mismísima Roca, Dwayne Johnson
ocupando el protagónico que alguna vez se calzó Charlton Heston, o sea, ni
notaran la diferencia. En el rol femenino pasamos de Ava Gardner a Carla Gugino,
mismo caso. Ya sé que no es reboot, ni remake, ni secuela, ni precuela, ni
nada; pero ¡come on!, de “disaster movies” ya hemos visto demasiado y aquí no
existe riesgo de “spoiler alert” (bueno pero que “gabacha” vengo hoy), así que
no me regañen por revelar lo que pasa en le película, el título no es
predecible, el título es destino.
Entonces, tenemos al Jefe de
bomberos Raymond "Ray" Gaines (Dwayne Johnson), quien está en proceso
de divorcio de su esposa Emma Gaines (Carla Gugino), misma que se está mudando
a casa de su flamante y poco elástico novio el arquitecto Daniel Riddick (Ioan
Gruffudd) junto con su bellísima hija Blake (Alexandra Daddario 34DD). Todo
esto pasa mientras el científico Lawrence Hayes (Paul Giamatti) y su fiel
escudero Kim Parque (Will Yun Lee) descubren un movimiento telúrico inusual en
Nevada. Lo demás ya se lo saben, empieza por todos lados una tembladera que da
gusto. También aparecen en escena Hugo Johnstone-Burt y Art Parkinson como los
hermanos Ben y Ollie Taylor. Se me olvidaba, también sale Kylie Minogue, el que la encuentre le doy un premio.
No voy a empezar a despotricar si es
lo que están temiendo, no voy a hablar
de actuación, ni siquiera de la de Paul Giamatti que me encanta, no voy a hablar del guion, mucho menos de la dirección, sólo les voy a decir: vayan y
véanla en el formato con más D disponibles, es más si no sufre de mareo vaya métase a las sala 4D pero agarre bien sus
palomitas porque le va a temblar todo. La película tiene muy buenos efectos,
todo es destrucción, todo todito, afortunadamente es un desastre muy bien
organizado porque siempre queda un lugar por donde pasar a rescatar a la gente,
vaya usted en helicóptero, avión, carro, camioneta, lancha, paracaídas, corriendo,
escalando, etcétera; que son todas las funciones que domina nuestra estimada Roca.
La ciudad de San Francisco se vino abajo pero digamos que las calles se
respetaron porque quedaron unos canales muy bonitos.
No hay necesidad de hacer corajes,
es una película de terremotos, no es un thriller psicológico, ni aspira a ser una película de culto ni nada que
se le parezca, si usted compra su boleto ya sabe a qué va, así que no se queje.
Es una buena opción para aplicar la frase de “relájate y disfrútalo”, tiene su dosis
de adrenalina, tiene su leve dosis de contenido científico comprobable, tiene su
lagrimita (no al candidato eh), tiene músculos y hartas escenas heroicas y tiene
los ojos maravillosos de Alexandra Daddario, que dicho sea de paso ni a su
servidora le fueron suficientes para no bajar la mirada a su tremendo escote…pero
¡qué niña!
Me reí como la loca, comí muchas
palomitas y sí, la disfruté mucho. ¿Quiere saber por qué? Pues porque para eso
es, no le pida peras al olmo y hágase de la vista gorda con el Palomero de El
Fett, el aire de crítico de cine de izquierda lo guardamos para cuando a los
distribuidores les dé la gana de traer lo mejor de Cannes, mientras tanto nos
instalamos en el verano y nos morimos de la risa con las películas domingueras,
ahora, si como dominguera es mala, entonces si la hacemos pedazos con mucho
gusto.
Promesa cumplida, ahí se las dejo…sean
misericordiosos por favor.
¡Me agradó! Los fans de Dwayne Johnson seguro les parece genial verlo en aire, mar y tierra, salvando a todo mundo en Terremoto: La falla de San Andrés. Una más de estas películas hechas para entretener y gustar. Los efectos especiales son excelentes, la historia rápida, sin aburrimiento y actuaciones convincentes. No se espera el argumento profundo ni el desenlace inesperado, pero las dos horas que se le dedican, bien se aprovechan porque se pasa un rato agradable. Un OK de calificación, no hay que ser quisquillosos, La Rock tiene su chiste.
ResponderEliminarSi tienes razón, Dwayne Johnson cumple bien el cometido de entretener. Saludos!
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