Mad Max Fury Road
George Miller
Treinta años han pasado desde que
vimos a Max Roskatansky (Mel Gibson) por última vez, Tom Hardy seguramente
seguía en pañales cuando Gibson iniciaba con el papel que lo llevó a la fama,
mismo que no quiso retomar y prefirió pasar la estafeta a este inglés venido a
más, yo no sé si a estas alturas se esté dando de topes contra la pared porque al que llaman el “reboot” menos esperado de la historia ha venido a transformar el
cine de ciencia ficción.
Max (Tom Hardy) cae prisionero de
Inmmortan Joe (Hugh Keays-Byrne) señor de los War Boys, quien mantiene
acaparado el mayor tesoro de un mundo post-apocalíptico:
“No se vuelvan adictos al agua; esa sensación
se apoderará de ustedes y extrañaran su ausencia”.
El agua, la leche materna, el
combustible, la sangre y la fuente de la vida están resguardados en una
fortaleza. Imperator Furiosa (Charlize Theron) traiciona a Immortan Joe para
rescatar a las mujeres que son usadas para perpetuar la especie de este
desquiciado.
Para poder empezar, necesito que alguien
me explique ¿qué fue lo qué le pasó a George Miller? ¿En dónde estaba éste
hombre? Dejó la saga de Mad Max hace 30 años para hacer películas para niños (Lorenzo's
Oil, Babe, el cerdito valiente, Happy Feet) y ahora se aparece así como que si
nada para decirle a Michael Bay ¡quítate que ahí te voy! ¡Qué digo Bay! Georges
Lucas y Spielberg pueden brincar de emoción con esta película, está bien, tal
vez exageré un poco, pero Joss Whedon puede disculparse e irse lejos de aquí.
A sus 70 años Miller hizo
evolucionar la decadencia, transformó el
Valhalla en un paraíso de arena, miseria y destrucción, además tuvo a bien
acompañarlo de una guitarra eléctrica espectacular que nos lleva en un viaje
desquiciado al centro del caos. No podría decir que la historia cambia
radicalmente, pero en esta entrega sitúa a las mujeres en un rol que no habían
tenido en este tipo de películas. Si usted pensaba que Tom Hardy era el
superhéroe, o mejor dicho, el antihéroe de ésta película pues está muy
equivocado; Charlize Theron busca su redención luchando contra la opresión masculina;
en ese futuro imperfecto la salvación está en la liberación de las mujeres
reprimidas y en su poder de traer a la vida de regreso. Así que no sólo
consigue echarse a la bolsa a la comunidad masculina elevando la testosterona a
cinco mil, sino que se ganó también la admiración del público femenino.
Mad Max Fury Road tiene 3 personajes
principales: Charlize Theron, Tom Hardy y Hugh Keays-Byrne, pero los autos bien
podrían llevarse un Oscar. Todos esos amantes del “enchúlame la máquina” y los fans
de la saga Rápido y Furioso alcanzarán el orgasmo vehicular antes de que la
película llegue a la mitad. ¡Esos son autos! (dijera mi abuelito). Todo el
poder de los V8 y carburadores gigantescos harán babear al más inocente de los
especialistas en motores de combustión interna.
Otro personaje memorable es la
música, amé al loco desquiciado de la guitarra y el himno de guerra de los
tambores. El soundtrack estuvo a cargo de Junkie XL quien ya había hecho lo
propio con Paranoia y 300: Rise of an Empire. En esta ocasión el DJ musicaliza
la furia, nos lleva del estruendo al sepulcral silencio… ¡alucinante!
Me tocó ver la película en su
versión 3D y la recomiendo ampliamente, las imágenes son increíbles, en serio
sientes que la boca se te llena de arena, pero sin el efecto mareador que
tienen las películas de Transformers. Platicando con algunos expertos en la
sala me comentaron que eso se debe a que son imágenes reales, no hay abuso de
las imágenes creadas por computadora, así que la cosa esa vertiginosa que te
obliga a minimizar los errores no existe. O sea, ¡George Miller hazme un hijo!
(sigo eufórica como se pueden dar cuenta).
Lo malo, que no es malo y por lo
tanto es más malo aún, es la violencia; definitivamente no es una película para
niños, así que por favor absténgase de llevarlos porque van a salir con el subconsciente
abollado. Entre explosiones, dementes deformados, mutilaciones y muertes heroicas
de guerreros kamikaze poco queda que sea humanamente rescatable. La violencia
es perfecta y que Dios me perdone, pero es una obra maestra del cine de acción,
ahora sí que es la epifanía del genocidio cultural y ésta simple mortal que es
capaz de derramar lágrimas por Candy Candy salió locamente enamorada de ella.
Todas las caracterizaciones, el
diseño de vestuario y la ambientación estuvieron más que perfectas, Hugh
Keays-Byrne es un buen ejemplo de todo este trabajo, él ya había dejado su
huella en las llanuras australianas con su personaje de Toecutter en Mad Max.
Su personaje refleja lo que es esta película,
no es un remake, no es una continuación, es la transformación de la
historia.
Miller abrió las puertas del
infierno y lo impregnó de napalm, sus pilotos acrobáticos son la más alucinante
aberración del Cirque du Soleil; la apocalipsis alcanzó la supremacía y coronó
a una mujer como su ama y señora. Bien por los escuetos diálogos de Tom Hardy
que tuvo a bien no salir con un “I’ll be back” y dejó a su atormentada
apariencia todo el peso del personaje. Doblemente bien por Charlize Theron
porque hizo un papel extraordinario, tal vez con toda la intención de
sacrificar su impresionante belleza como hizo en Monster, sólo que esta vez ni
la grasa, ni la mugre, o el rodar por las dunas y mucho menos la mutilación fueron
capaces de arrancarle sus bellos rasgos.
Mad Max Fury Road es la película más
violenta que he visto, pero también la más maravillosa de éste género. Una
película que marcará un antes y un después, no recalca una huella dejada con
anterioridad, sino que imprime todo el peso de la genialidad de este gigante
que estaba dormido, hemos llegado a la era de George Miller.
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