Timbuktu
Abderrahmane Sissako
La belleza puede ser dolorosa, la
película franco-mauritana Timbuktu es un ejemplo de ese tipo de belleza.
Abderrahmane Sissako, uno de los más reconocidos directores de cine africano dirige
y escribe una obra tan real que pudiera ser un documental. A unos días de la
matanza de estudiantes cristianos en Kenia viene a meter el dedo en una de las
tantas llagas abiertas por los extremistas islámicos.
Durante la Guerra de Malí (2012),
Tombuctú fue ocupada por Movimiento
Nacional para la Liberación del Azawad, unos extremistas religiosos que con sus
tribunales improvisados repartieron trágicas sentencias a la población, en su
momento, la lapidación de una pareja de jóvenes (no casados) llamó la atención
internacional. La película se basa en algunos de estos hechos.
Kidane (Ibrahim Ahmed) un hombre
pacífico, vive con su esposa Satima (Toulou Kiki) y su hija Toya (Layla Walet
Mohamed) entre las dunas cercanas al río Niger. Issam (Mehdi A.G. Mohamed) un
niño huérfano les ayuda a cuidar el ganado, GPS una vaca con la que el niño
está particularmente encariñado, daña las redes de un pescador y el pescador la
mata. Hecho que desencadena una serie de acontecimientos que parecieran no
estar ligados unos con otros.
Los Yihadistas no solamente llevan a
juicio a Kidane, sino que van imponiendo restricciones entre la población que
rayan en la estupidez, está prohibida la música, el jugar fútbol, reunirse, las
mujeres deben de cubrirse de pies a cabeza además de usar guantes y medias.
Todas y cada una de estas infracciones llevarán consigo un terrible castigo.
Timbuktu condena la crueldad de los
radicales religiosos, tiene momentos muy duros, pero también tiene una hermosa
fotografía, que abarca desde la vida en las dunas hasta los rasgos físicos de
sus habitantes, son imponentes esos ojos oscuros con miradas serenas. De
repente la pantalla se llena de colores brillantes que dan vida al desierto.
Los pequeños brotes de rebeldía de
los habitantes te parten el alma cuando los ves jugarse la vida por esos
pequeños placeres. La escena del partido de fútbol es bellísima, así como las
tomas del río; trata de no perderte demasiado en ellas, para que seas capaz de entender el peso que tienen.
La banda sonora está escrita por
Amine Bouhafa y sería un pecado perdértela, la puedes encontrar completa en
youtube. Fatoumata Diawara hija de padres malienses nacida en Costa de Marfil interpreta
“Timbuktu Fasso”, además de tener un papel en la película. Fatoumata es poseedora de una
belleza impresionante, tanto física como en su tesitura de voz. Desde hoy
me declaro su fan.
Abderrahmane Sissako entregó un gran
trabajo, no escatimó en denunciar y reprobar los hechos que tienen de luto al
mundo, lo hizo, digamos de una manera estilizada, en verdad no sé cómo
definirlo, las imágenes me dejan sin palabras. Además lo hizo respetando las
ideologías religiosas, de hecho creo que recalca la
devoción de este pueblo a sus creencias y su desacuerdo a la imposición y
crueldad de los extremistas islámicos.
Timbuktu ganó el Premio del Jurado
Ecuménico del Festival de Cannes, fue la mejor película del Festival de Jerusalén
y Sissako fue el mejor director del Festival de Chicago. Fue nominada al Oscar
como mejor película extranjera, sin hacer menos la belleza cinematográfica de
Ida, casi me atrevo a decir que fue el tema lo que hizo la diferencia entre las
dos. Espero que su corazón cinéfilo sea lo suficientemente fuerte para apreciar
la totalidad de la belleza de esta película, que es una denuncia a la opresión
de un pueblo por la mano de un Dios malinterpretado.
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