Xavier Dolan
Xavier Dolan ha creado un
universo paralelo para su última película, Mommy se desarrolla en un Canadá que no existe, se acepta una nueva ley que da los padres de hijos problemáticos y
enfermos el derecho de “depositarlos” en un hospital para que el gobierno se
haga cargo de ellos.
Steve (Antoine Olivier Pilon)
sufre de TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad), ha sido
expulsado del internado en donde estaba por provocar quemaduras a un compañero,
su madre Diane, Die como se dice a ella misma (Anne Dorval) se rehúsa a
abandonar a su hijo, aunque esto le signifique una avalancha de problemas. Su
vecina Kyla (Suzanne Clément) se ofrece a ayudarles, formando un triángulo
caótico y misterioso con ellos.
Antes que nada déjenme decir
que este niño prodigio del cine me ganó desde
la primera vez que pude apreciar su trabajo. Xavier tiene 25 años, a los 19
años dirigió su primera película, J'ai
tué ma mère (I killed my mother), el guión de la misma lo escribió a los 16
años. Se llevó 3 premios nada más en Cannes en donde se coronó como Joven
Promesa. Dolan sigue siendo joven pero ha dejado de ser una promesa para
convertirse en realidad.
Sus temas siempre intensos,
sus guiones extraordinarios, la diversidad sexual y las relacionas madre-hijo
son recurrentes, Mommy no es la excepción, la manera en que viven Die y Steve nos hacen pensar en “la maldita condición
humana”, línea que se asoma en el film así como no queriendo la cosa. Por un
momento pensé que había un error en la proyección cuando me encontré con una “imagen
cerrada”, conforme avanzaba la película me di cuenta que era intencional.
Formato 1:1 se llama y este puberto insolente no contento con sus maravillosos
encuadres, lo avienta así como si nada.
Te sientes tan encerrado con
los actores, tan metido en la trama, que cuando el formato se abre sientes que
puedes respirar y salir corriendo para huir de los gritos y la desesperación.
Escenas memorables, perfectamente me podía imaginar a Xavier riendo a carcajadas con Mi pobre angelito cuando era
sólo un niño pequeño, ahora se roba esa imagen para dar a Steven la inocencia
que su padecimiento hace olvidar.
Música, ¿qué digo? Un repertorio
fantástico. Wonderwall de Oasis perdió su significado original para convertirse
en un himno. Canciones tan famosas, tan cantadas, tan ajenas unas de otras y en
Mommy van orientadas al mismo lugar. Pareciera que es música original para la
película. Dido, Lana del Rey y hasta el
italiano Bocelli tuvo su granito de arena.
Las actuaciones perfectas,
los tres actores principales no sólo nos brindan un muy buen trabajo, sino que
muestran además una química que los hace inseparables. Cada personaje podría
merecer una columna completa, pero el papel que menos ruido hace es el que me
llama más atención. Suzanne Clément hace a Kyla hablar con los ojos, su
frustración grita en su mirada y cuando su mirada baja, nos hace recordar que
justo ella tiene muchas cosas que expresar y ¡no dice nada!
Dolan dirige magistralmente
y escribe desde el alma mientras edita y produce. ¡Vaya chamaco multifuncional!
Pecado es dejar de seguir los pasos de este joven talento. Hoy el drama intenso de Mommy está en boca de todo
el mundo para hacernos pensar en la gran cantidad de personas afectadas por el
TDAH, no es tema ajeno para nadie, pero pocas veces podemos asomarnos a la
lucha interna que tienen, los miedos muchas veces se expresan de manera
violenta, pero eso no es más que un mecanismo de defensa.
The Death and Life of John
F. Donovan está en producción, así que afortunadamente tenemos Xavier Dolan
para rato.
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