23 dic 2014

La Piñata

Tradición Mexicana Made in China

Cuando  vemos  una  piñata  inmediatamente  pensamos en  México,  sí  bien es cierto que México  es el  país de América Latina que  adoptó con mayor fuerza la tradición de romper  la piñata,  sus  orígenes  no son  mexicanos,  al  menos  no que  se  hayan  confirmado, porque  se  rumora  que  la  piñata formó  parte  de algunos rituales mexicas y mayas.

Por palabras del mismo Marco Polo en su libro “Los viajes de Marco Polo”, fue en China  donde  las vio por primera vez. Los chinos elaboraban  piñatas para la celebración del año nuevo, mismo que esta relacionado con la agricultura por coincidir con la primavera. Así que la piñata, por lo general, tenía forma de buey, estaba rellena de semillas, se hacía con papel de colores y los mandarines la golpeaban para que al romperse se esparcieran las semillas. Los restos de la piñata son incinerados y la gente se lleva las cenizas a su casa para garantizar buenas cosechas. Si usted le ha dado por arriesgar su integridad al lanzarse por un dulce cuando la piñata cae, ya se podrá imaginar lo que era la lucha por estas cenizas.

Marco Polo lleva la Piñata a Italia, en donde se integró a las festividades de la Cuaresma, claro que para poder hacer esto hubo que darle un sentido cristiano, porque el “ritual” de la piñata era un acto pagano. El primer domingo de cuaresma se rompe la piñata, que representa al demonio. Quebrar la piñata solía ser una manera de romper con el demonio y con sus tentaciones.

En su peregrinar por Europa la piñata llegó a España en donde se le dio  el mismo significado que en Italia. En la época de la conquista esta práctica se difundió a la Nueva España, en donde los frailes la convirtieron en un instrumento de evangelización. Es aquí en donde la posible existencia de un ritual parecido entre los indígenas cobra sentido, porque su resistencia cultural ante la imposición del cristianismo siempre fue muy fuerte, la única manera de aceptar estas costumbres era disfrazando sus antiguas costumbres en los nuevos rituales impuestos por los conquistadores.

Se habla de un ritual similar al de romper la piñata relacionado con una celebración al dios Huitzilopochtli; otra versión señala que los mayas practicaban un juego en el cual, con los ojos vendados, intentaban romper una olla de barro llena de chocolate, suspendida por una cuerda. Transformando estos rituales fue como los indígenas se adaptaron a los valores cristianos, la piñata se convirtió en un medio para esta transición.

La piñata tradicional se elabora con una olla de barro y se decora con papel en colores brillantes. Cuenta con siete conos o picos que terminan dándole la forma de una estrella. Una vez terminada se rellena con frutas y dulces para que con los ojos vendados la golpeen con un palo hasta romperla y alcanzar los tesoros que lleva dentro.

Los simbolismos que encierra la Piñata se encuentran en sus elementos decorativos:

Colores llamativos – Tentación
7 Conos o picos – 7 Pecados capitales
Ojos cubiertos – Acto de fe
El palo - Fortaleza para vencer la tentación del pecado
Dulces y fruta – Dones y regalos celestiales

Romper la piñata simboliza la destrucción del mal, el relleno de la piñata es símbolo del amor de Dios, porque al romper con el mal se obtienen los bienes divinos.

Esa afición de los mexicanos por la fiesta llevó a la piñata a ser parte de otras celebraciones. Las fiestas de cumpleaños son el mejor pretexto para romper una piñata, sus formas y materiales son ahora muy variados. La imaginación es el límite al momento de diseñar una piñata y los artesanos mexicanos hacen gala de su creatividad para llevar a la piñata al estatus de “alma de la fiesta”.

En Acolman, Estado de México, se  tiene una tradición de más de 400 años en la elaboración de piñatas. En el mes de diciembre se lleva a cabo la Feria de la piñata, una verbena popular que incluye concurso a la mejor, más original y más grande piñata del año.

En la actualidad las piñatas también son utilizadas en muchos países de América Latina con algunas variaciones propias de cada región, pero  sin duda México es el país más representativo de esta tradición. Niños y adultos se baten cada año por conseguir el premio que esconde la piñata, se puede decir que no ha dejado de ser un acto de fe, aunque no en el sentido religioso.

El ancestral coro de: "dale, dale, dale; no pierdas el tino", es un verdadero grito de guerra. La pelea por los dones que caerán del cielo al romper la piñata es a muerte, así que mucho cuidado con los tepalcates y los palazos.





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