2015
2015 Fotografía de Saul
Landell
El camino ha llegado a su
fin, sólo quedan unos cuantos pasos para tomar una nueva ruta. ¿A dónde me
llevará este nuevo camino? Tal vez me lleve a reparar mi ruta anterior, aunque
eso no tendría mucho sentido; tal vez me lleve por una pequeña brecha que nadie ha caminado antes. Quizá exista la opción de tomar una ruta más fácil y rápida para
llegar al final sin piedras en la mochila.
Difícil encrucijada, más
para quienes estamos cansados de un año de caminar sin sentido. Si me detengo a
pensar un momento, empiezo a sentir añoranza de cada piedra con la que tropecé,
recuerdo con orgullo el valor de ponerse en pie con las rodillas sangrantes
para empezar a caminar otra vez; y todo para llegar hasta aquí, a este punto que es fin y comienzo al mismo tiempo.
Miro atrás un momento y veo
que muchas veces caminé sola, tal vez no siempre disfruté esos tramos en soledad,
pero algunos de esos tramos fueron muy dichosos, incluso más dichosos que los que caminé
acompañada. Las buenas compañías hacen más fácil el camino, las malas
convierten el camino en un reto. Al final llegué a la meta, lo bueno y lo malo
quedó atrás, no hace falta más que una mirada para decir adiós a todo.
Tengo frente a mí el
horizonte: limpio, llano, indefinido, incierto. Puedo ver la luz al final del camino, pese a que hay
nubarrones en algunos tramos, supongo que me deparan días de enfrentar tormentas. La esperanza permanece, la ilusión de volver a comenzar late fuerte en mí pecho y me impulsa a dar el primer paso.
No hay marcha atrás el 2015 ya no existe, mañana comienza un camino nuevo y estoy dispuesta a caminarlo.
No hay marcha atrás el 2015 ya no existe, mañana comienza un camino nuevo y estoy dispuesta a caminarlo.
2016 ¡Voy por ti!
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