Historias de Caballos y Hombres
(Hross í oss)
Mucho traté de darle la
vuelta a la ópera prima de Benedikt Erlingsson, película de producción
Islandia-Alemania cuya historia gira alrededor de los caballos. ¿Una película
de caballos? ¿Qué puede tener de maravillosa una película de caballos? Y me
refiero a caballos como el personaje principal, como el reflejo del hombre.
Pero la película se aparecía y se aparecía; la primera vez la trajo el Festival
de Cine Internacional de Guadalajara, la crítica era muy buena, pero a mí los
caballos no terminaban de convencerme. Hace un par de semanas se me aparece
otra vez en una muestra de cine europeo y yo seguía diciendo ¡no! Esta semana
aparece en la sala de cine de arte de un complejo comercial… ¿caballos en el
cine comercial? No había remedio, tenía que verla.
La película definitivamente
no es para todos los gustos y muestra de ello dieron las personas que se
salieron de la sala a media película, parece que no todo el mundo tiene el
estómago suficiente para brincar de la belleza a la atrocidad, o tal vez no
cualquiera puede soportar mirarse a través de los ojos de un caballo.
Filmada en la hermosa inmensidad
de los paisajes islandeses, en una comunidad rural en donde la vida gira
entorno a los caballos, y gira en todos los sentidos, en cada una de las
emociones humanas. No pude contar las veces que me reí, claro que mi humor es
muy negro, ni cuantas veces me quedé con la boca abierta ante la sorpresa.
Forzosamente llegas a la conclusión que el creador de la cita es parte de esa
historia, el retrato es perfecto, él conoce esa vida, es parte de ella no hay
otra explicación.
La película es como un
conglomerado de pequeñas historias que pueden resultar hasta cierto punto
absurdas pero reales, cada personalidad proyectada a un animal, la honra y la
deshonra, el valor y coraje de los equinos se contagia a sus propietarios
llevándolos hasta la muerte.
Los instintos de hombres y
mujeres es un tema que me atrae mucho y aquí aparecen así, en su forma más
primitiva, más animal; pero al mismo tiempo tan humanos y tan cotidianos. No
hay muchos diálogos, aunque las actuaciones son muy buenas, una película llena
de miradas que hablan… ¡que gritan! Con escenas que proyectan una reacción
humana con una silla vacía y una taza rota.
Orgullo, coraje, lujuria,
envidia, amor, celos, vida, muerte, libertad y un mexicano perdido en lo que
parece otro planeta. La verdad es que este personaje luce aberrante en esta
fotografía, y no lo digo por feo, sino porque ese toque del encanto y drama
latino salido de la nada desconcierta. Yo no juraría que es mexicano, pero por
ahí dice que lo es y ¿quién soy yo para llevarle la contraria a un caballo?
Los actores principales: Ingvar
Eggert Sigurðsson, Charlotte Bøving, Steinn Ármann y el colombiano que la hace
de mexicano (yo sigo dudando que el guion diga mexicano pero bueno) Juan
Camillo Román. La increíble fotografía de Bergsteinn Björgúlfsson. Los nombres
de los caballos se los quedo a deber pero actuaron maravillosamente, fueron capaces
de devolver con la mirada el reflejo de la naturaleza humana.
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