Bajo la ciudad
(Under dir die Stadt)
Alemania, 2010
Dirección y guión: Christoph
Hochhausler
Presentándose como parte del
ciclo de cine alemán de la Cineteca Nacional y sus sedes alternas, Bajo la ciudad se muestra
con toda la fuerza del cine de este país. La película ha sido planteada como
una historia de amor, pero yo no creo que encaje en este género, para mi es una
película de pasiones sin sentido en un mundo deshumanizado. Fue una de las favoritas del Festival
Internacional de Cine de Cannes en el año 2010 en la sección de “Una cierta
mirada”.
En el centro de la Alemania financiera
en la época actual, Robert Hunger-Bühler interpreta a Roland Cordes un alto
ejecutivo de un banco quien al parecer ha alcanzado todas las metas alcanzables
y se aburre en sus imponentes oficinas en donde se juega el destino del euro en
la Unión Europea.
Roland se obsesiona con Svenja (Nicolette Krebitz) esposa de su
empleado Oliver Steve (Mark Waschke) y así, casi por casualidad y sin proponérselo,
comenzarán una relación que puede tener más consecuencias de las que esperaban.
Roland envía a Oliver a otra ciudad con el pretexto de un ascenso para el que
no estaba capacitado sólo porque eso facilitaría su relación con Svenja; quien
a su vez pareciera no importarle nada, ni su esposo, ni la sociedad, con una
postura totalmente exenta de moral o de remordimientos.
Pero la trama no termina
ahí, hay que agregar también las extrañas excursiones del poderoso Rolan Cordes
a los barrios bajos de Alemania, en donde le gusta meterse a las casas y pretender
que tiene sus orígenes ahí, asiste también a ver la decadencia de los adictos
presenciando los momentos en los que se están drogando. No puedo imaginar qué
clase de emociones está buscando, pero parece que el frío mundo financiero lo
ha dejado estéril de emociones y se mueve sólo por instinto, pero por ese
instinto que lo ha llevado a sobrevivir en el cruel mundo de las grandes corporaciones
presentadas inmaculadamente en cristal y acero.
Definitivamente es una
película que deja muchos cabos sueltos y no parece llegar a ninguna conclusión,
todo eso el director lo deja a juicio de cada espectador. No hay un bueno o un
malo y sin embargo nadie es inocente. Esto es el reflejo de las frías sociedades
actuales, mismas que cada día nos roban
algo de nuestra humanidad y de nuestra conciencia. Christoph Hochhäusler, va de
la soleada calidez de los exteriores a la majestuosidad helada de las grandes
corporaciones.
Bajo la ciudad retrata el
contraste de la altura de los rascacielos al inframundo de las calles de la
ciudad. Tiene excelentes críticas en los festivales en los que se ha
presentado, los actores están magníficos, tan helados como los edificios. La película
avanza lentamente y sin embargo tiene un cierre acelerado del que todavía estoy
esperando la explicación, la cual supongo que nunca llegará porque tendré que
buscarla mirando desde arriba el caos de una ciudad que se rige por las
alturas.
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